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LA EUTANASIA
Los defensores de la eutanasia consideran que el respeto por la autonomía de las personas requiere el reconocimiento de su derecho a decidir cómo vivir sus vidas. Esto incluye el proceso de la muerte y la capacidad de elegir el destino propio. De tal forma que se propone el derecho de evitar el sufrimiento intolerable, ejerciendo un control sobre la forma de morir.
Lo que está en juego es ser libre para tomar responsabilidades sobre la propia vida, parte de la cual la constituye la muerte. Cada persona tiene un nivel de tolerancia para el sufrimiento y, por tanto, no existe una respuesta objetiva que se pueda aplicar a todos acerca de cuándo la vida se hace insoportable. Por ello, es necesario que el paciente se manifieste ejerciendo su autonomía. Sin embargo, el enfermo terminal se encuentra en una posición extremadamente vulnerable, de forma que su capacidad de autonomía se halla comprometida, sufriendo de depresión, ansiedad, miedo, rechazo o culpabilidad. El pedir la muerte no tiene por qué reflejar un deseo firme, voluntario, producto de la reflexión. En las condiciones en que se encuentra el enfermo terminal o casi terminal, es muy difícil para él tener una conciencia clara que le permita tomar decisiones autónomas, y la tendencia es a seguir casi ciegamente las indicaciones y sugerencias del médico. El enfermo podría desear la muerte por deficiencias en la atención médica, como el no poder aliviar su dolor, y no por una decisión libre. Además, no es lo mismo cometer suicidio que ayudar a un suicida.
Lo último es una forma de homicidio, aun cuando la razón por la que se haga sea por compasión. Aunque el intento de suicidio se haya descriminalizado, el Estado sigue teniendo interés en legislar contra el suicidio, incluyendo la penalización de aquellos que ayudan a que otro se suicide. Por otra parte, tampoco tenemos derecho a cometer suicidio, simplemente porque la vida no nos pertenece por completo y, por tanto, nuestra autonomía se halla limitada. Nadie puede decir que se ha dado la vida a sí mismo. No todas las posibilidades acerca de la vida de uno mismo deben ser consideradas como derechos que deben ser protegidos.