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EL PODER DEL HOMBRE
¿Cuál es la medida del poder del hombre sobre la naturaleza? Aparentemente, el grado de utilización de los recursos naturales y de la energía de que podemos disponer es el que nos puede servir de criterio para calcularla.
Hace miles de años, los hombres vivían junto a minas de hierro o yacimientos de petróleo sin que una y otra cosa despertara interés en ellos. Muy recientemente todavía se ignoraba la utilidad de las reservas de uranio contenidas en la tierra. En los actuales momentos no hay casi ningún elemento al que no se le haya encontrado aplicación práctica. La explotación de los numerosos recursos está llevada a un ritmo tal que por momentos cabe inquietarse sobre la posibilidad de que se agoten. En ciertas regiones del mundo se ha comprobado ya una penuria de agua potable.
Nuestro esfuerzo muscular nos permite desarrollar una fuerza de varias decenas de vatios, que es la han tenido a su disposición, durante centenares de miles de años las tribus humanas; juntando varias decenas de individuos se podía llegar así a 10 kilovatios.
El conjunto de fuentes de energía regulares de que dispone actual mente la humanidad; centrales eléctricas, motores, etc., tiene una potencia de mil millones de aproximadamente. La que la humanidad podría poner en juego ocasionalmente encendiendo todos sus cohetes y procediendo sistemáticamente a hacer explosiones atómicas, sobrepasa esta cifra entre dos y tres órdenes de magnitud. ¿Qué quiere decir esto? ¿Es poco o mucho en relación con la energía exigida por los fenómenos naturales?
La mayor parte de los procesos de que son escenarios la corteza terrestre, la atmósfera y los mares se nutren de la energía del sol que nos llega. La corriente total que recibe el hemisferio iluminado por la luz de nuestro astro representa, aproximadamente 10 (diez billones) de kilovatios; en otras palabras, disponemos de recursos de energía que constituyen una parte apreciable y que a veces llega a cobrar proporciones comparables a la energía total de los fenómenos que tienen lugar en la atmósfera y la hidrosfera terrestre. Si el adelanto continúa al mismo ritmo que antes (aunque lo más probable es que siga acelerándose) podremos, dentro de doscientos años, obtener cerca de 10 (diez billones) de kilovatios de las fuentes regulares de energía con que cuenta el hombre. Hemos llegado así a un punto de desarrollo de la sociedad humana en que está utilizando parte notable de los recursos naturales disponibles en la tierra, extrayendo de esta una energía cuyo nivel es comparable a la de los fenómenos naturales que se producen en todo el planeta. Una situación como ésta origina probablemente de un interés y un alcance considerable.